El Duque entró a grandes zancadas en el laboratorio, una vieja intersección del antiguo alcantarillado de Ciudad Central, el científico en jefe, apuntaba algo en un libro de registros.
— ¿Y bien, para que me has hecho venir? — el Duque se sentó en una de las sillas del laboratorio.
— Creo que tengo una solución para dominar a esa bestiecilla.
— Más te vale, el último científico no tuvo ni tanto tiempo, ni un final muy apetecible — el científico trago saliva.
— Bueno, su hombre me trajo la información que le demandé de la niña. Me pareció muy interesante que un ser así, pueda vivir en una comunidad humana. Y pensé, ¿Estos seres conocerán la empatía?
— ¿La empatía?, no me estará haciendo perder el tiempo, ¿verdad?
— No, no. Bueno, eso espero. La cuestión es que si usted quiere controlar ese demonio, debe hacer, como ese señor Logan, crear un vínculo de amistad.
— ¿Amistad? — dijo secamente el Duque.
— Así es. Y considero que tengo un plan bastante sencillo, pero que requería cierto tiempo.
— ¿Mi tiempo?
— Eso me temo, salvo que quiera ceder el poder de la criatura a otra persona. Cosa que no le recomiendo.
— ¿Y qué tendría que hacer?
— Esta es la parte que no le va a gustar. Debe simular que es un preso como él, y cuando el vínculo sea fuerte, escapar juntos. Culpar de todo a ese Señor Logan y que el mismo decida matarlo.
— Parece usted más tonto de lo que es.
— Yo…
— Tranquilo, eso es bueno, puede que viva algún tiempo más si su plan funciona. Pero me temo que no hace falta mi presencia aquí. Puedo estar plácidamente en mi mansión. Tan solo debo colocó un micrófono y un altavoz, como si fuese un teléfono enorme.
— Eso es brillante, señor Duque.
— Por eso yo dirijo el país, y no cualquier chupatintas. Esta misma tarde instalarán todo lo que necesite. El resto déjemelo a mi. Pero si además de mi dinero, invierto mi tiempo y no funciona, acabará de merienda de su amigo empático de ahí dentro — se levantó, golpeó el hombro del científico amistosamente y desapareció.
Los hombres del Duque hicieron exactamente lo que el científico explicó, tuvieron que sacar sedado a la bestia para comprobar la recepción de sonidos. Cuando todo estuvo listo, el niño volvió a su celda. Cuando el fármaco desapareció, como solía pasar, la bestia se puso colérica, estando tan débil como parecía, era capaz de partir a un hombre en dos. Era el momento perfecto para comenzar el experimento. Tras el bajón, digamos que sufría cierta fase en la que parecía, más que nunca, un niño. Lloraba y gimoteaba. Aunque en realidad, más bien parecía un gran felino tras la perdida de su manada.
En la sala de pruebas había un hombre amordazado y desnudo y atado a una silla de tortura. El Duque había mandado un matón para esa labor, ya que el científico se negaba en redondo a ejercer la violencia. Aunque su ética, no le detenía a la hora de pedir que necesitaba, de momento, con una buena paliza serviría.
El matón decidió cumplir a la perfección con su trabajo, el hombre chillaba y maldecía, lloraba y gruñía. Tras media hora de recibir golpes, como si fuese el propio Duque, ambos se fueron a otra sala y el científico llamo a su mecenas.
— Su hombre, ha cumplido, deme media hora y después, comience con su acercamiento. Le recomiendo…— el Duque le cortó.
— Creo que sé cómo ganarme la amistad de un niño, ahora siga con su trabajo. Y no intervenga si no se lo ordeno yo mismo.
— Lo que usted mandé.
El niño estaba en un rincón, el elegido por los técnicos, era donde solía recluirse y acurrucarse. El Duque entró en acción.
— ¡Eh! — dijo con voz débil — ¿Quién hay ahí?, No me peguéis más — silencio —, ¡eh!, Puedo oírte, ¿Quién eres?
— Déjame en paz — su voz era gutural.
— ¿Eres… un preso como yo?
— Si, pero te lo vuelvo a repetir, déjame, en paz.
— Me llamo Duque — silencio — ¿Llevas mucho aquí?
— Demasiado.
— ¿Tú también luchas en contra de ese cerdo?
— ¿Qué cerdo?
— Ese tal Logan, es un maldito cabrón abusador, yo intenté salvar a una niña. Pobrecita, solo los dioses sabrán que aberraciones ara con ella.
— ¿Una niña?, ¿La viste? — ya tengo tu interés.
— Sí, estaba muy flaca, y su pelo negro era…
— ¿As dicho pelo negro?
— Sí.
— Podría ser mi hermana — se escuchó un grito cargado de dolor, el Duque se estremeció en su sillón mientras tomaba un té.
— Si salgo de aquí, que saldré, volveré a intentarlo, no puedo dormir solo de pensar en esa pobre niñita. ¿Vendrás conmigo? — el silencio se estiró, era mejor no intentar llevar a paso forzado aquel trabajo. El niño necesitaría algo más de tiempo.
— Sí. Pero con una condición — su voz sonó autoritaria.
— ¿Cuál?
— Ese tal Logan… es mío, entendido.
— Será todo tuyo, no te preocupes — A veces me olvidó lo bueno que soy mintiendo. No debería gobernar el país, debería gobernar el mundo entero, y tú, niño asqueroso, me vas a ayudar.
El mes que duró el experimento estaba dando sus frutos, el niño, al principio reacio a comunicarse con su nuevo compañero, fue dando atisbos de confianza, nada como un enemigo común para unir a dos personas tan distintas. El Duque era un gran actor. Y sus insinuaciones sobre el señor Logan, fueron dando sus frutos. El niño, por la noche, decía una y otra vez ese nombre, el veneno crecía dentro de él. Incluso creía realmente que su hermana estaba retenida por ese bastardo de Hardan. Al principio tuvo sus dudas, él tenía un vínculo muy fuerte con su hermana y él no sentía que su hermana estuviese en peligro. Pero el Duque consiguió convencerlo de que ese tal Logan tenía ciertas habilidades que debilitaban ese vínculo.
Hubo disparos, gritos, todo una puesta en escena. El Duque sabía muy bien lo que iba a suceder. Era una jugada a una carta y él esperaba tener los cinco Diamantes. Tras un silencio de escenografía, el Duque, abrió la puerta del niño.
— Como te prometí, somos libres, pequeño amigo mío — el niño receloso se pegó a la pared —. De mí no tienes nada que temer — se acercó muy despacio, podía oler el miedo, el odio, la rabia. Lentamente, le quitó las cadenas de plantas — ahora tú decides si quieres servirte de mis redes, como te prometí, o decides hacer otra cosa. Pero sé que eres muy inteligente y vendrás conmigo — estiró su mano y el niño, tras olisquearla, le imitó — ahora amigo mío, ahí fuera están esos cabrones que nos han jodido. Desahógate si quieres.
La huida fue violenta y sangrienta. Los guardias ajenos al plan, fueron destrozados, mutilados. La violencia no tenía límites para ese pequeño demonio, el científico en jefe, descubrió, en sus propias carnes, lo que significa la palabra sufrir. Y una vez libres, el niño y un Duque que podría haber ganado un certamen teatral, huyeron, en medio de la noche, a su nuevo hogar.
En la mansión del Duque, todo estaba preparado. Delante del Niño, solo se hablaba de lo malo que era Logan. De lo cruel que era Paúl y como, si conseguían liberar la ciudad de Hardan, conseguirían salvara su hermanita. La trama estaba creada, el odio, engendrado… El dolor, llegaría pronto.
Era hora de recuperar el gobierno de Hardan. El Duque, por fin, tenía una arma secreta. Y esa maldita asesina, que lo había traicionado, sufriría también las consecuencias.
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